Monday, October 8, 2018



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De caídas y triunfos

por  8 octubre, 2018


De caídas y triunfos
El 9 de noviembre  se celebra en Alemania y en todo mundo democrático   la caída del muro de Berlín. Para alguno de nosotros -hace casi 29 años- fue una buena noticia- yo viví el exilio de la RFA- pero para muchos de mis compañeros la noticia fue traumatizante.
Dado que estábamos a pocos días del 14 de diciembre de 1989, fecha en  que Patricio Aylwin fue elegido presidente de Chile. No tuvimos mucho tiempo para discutir  este histórico hito de la historia mundial. A decir verdad, no imaginábamos que la caída del muro era el preludio de la caída del bloque comunista encabezado por la Entonces Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).
La Unión Soviética encabezada por el presidente Mijaíl Gorbachov, había entrado un par de años antes en una crisis sin retorno, lo que obligó a Gorbachov a las  profundas reformas económicas de la perestroika que finalmente y de todas maneras no impidieron el debilitamiento y finalmente el colapso del bloque comunista.
Lo transcendental del hecho, la caída del muro de Berlín y el derrumbe del bloque soviético- pasó sin pena ni gloria para los miles de los que estábamos trabajando día y noche para derrotar por las urnas al dictador.
Nuestro objetivo  histórico era, en ese momento, única y exclusivamente salir de los 17 años de dictadura militar, la más brutal que se tenga memoria en nuestro país.
El 2 de Enero de 1988 nació La Concertación de Partidos por el NO y ese mismo año,  el 5 de Octubre habíamos ganado el Plebiscito del NO, por lo tanto estábamos seguros que de no escamotearse las cifras, ganaríamos las elecciones.
Tres años antes, habíamos unificado al MAPU  y un grupo que encabezamos Víctor Barrueto como Secretario General y yo como Subsecretario, con una dirección política que conformaban entre otros: Eduardo Benitez, Ernesto Galaz, Jaime Cataldo, Guillermo del Valle, Carlos Montes, Viky Baeza, la entrañable Adriana Sepúlveda (la Polly). En nuestras filas estaban también Oscar Guillermo Garretón, Francisco  Estévez, Enrique Correa, Ismael Llona, y compañeros que ya nos dejaron como el nombrado Eduardo Benítez, Alejandro Bell y Jaime Manusevich, con el firme propósito de contribuir a la unidad de la izquierda con el centro político.
Las características de las discusiones, a veces álgidas en el MAPU, tenían que ver con  la amplitud de la alianza que había que congregar para derrotar a la dictadura en las urnas y conformar un gobierno que diera estabilidad  al proceso de transición democrática. Esta discusión estaba mediatizada por un sector, encabezado por el Partido Comunista, que no estaba por esta estrategia.
Por lo anterior, en mayo de 1989 con el abogado y constitucionalista Francisco Geisse fuimos mandatados por la Comisión Política del MAPU para sondear con dirigentes de derecha cuál era la disponibilidad del gobierno militar para reformar la Constitución Política de 1980. Ciertamente nosotros éramos uno más -y los menos relevantes- en la maraña de conversaciones cruzadas  y que naturalmente encabezaba quien fuera después el “primus inter pares”, o el primero entre iguales (una delicadeza para no herir susceptibilidades  antes de tiempo de los precandidatos a la presidencia de nuestra embrionaria alianza) y posteriormente Presidente de La República de la Coalición, Patricio Aylwin.
Muchos-ahora- critican nuestro actuar, con el argumento que cedimos más de la cuenta ante los militares: Mi pregunta es con que responsabilidad, ante las torturas, exilios, desaparecidos y sufrimiento de la mayoría del pueblo chileno, íbamos a dilatar un acuerdo para acelerar la salida de la dictadura por la vía pacífica.  Es fácil hablar ahora desde el palco, pero la mayoría de los exonerados, torturados, perseguidos y asesinados los pusimos los partidos que conformamos la Concertación, el Partido Comunista y el Mir.
Nos incorporamos como partido al paraguas que  se conformó para organizar el plebiscito y las elecciones posteriores con el resto de conglomerados políticos y que dio vida al Partido Por La Democracia.
Después del  triunfo, cada partido político volvió a su redil y a la ”casa de allegados” que era el PPD en sus inicios, se incorporó al vasto movimiento de partidos y grupos de izquierda y derecha democrática que dio vida a un nuevo partido ya no instrumental sino programático.
La  gente que fijó domicilio permanente en este nuevo conglomerado,  venían del MAPU, Partido Liberal, de las distintas fracciones del Partido Socialista, Izquierda Cristiana, excomunistas,  jóvenes del Partido Radical y muchos universitarios de raíces cristianas y socialistas libertarios.
Finalmente en el Plebiscito del 30 de julio del año 1989 fueron aprobadas en un referéndum, las 54 reformas a la Constitución del 80, lo que permitió la posterior elección parlamentaria y presidencial del 14 de diciembre del mismo año.
Con don Patricio Aylwin como Presidente de Chile electo, iniciamos el proceso de cuatro años de transición a la democracia que, a mi juicio, fue un periodo político de entrega incondicional, unidad en la acción entre el centro político y la izquierda  y con un “animus societatis” inquebrantable, que lamentablemente a 29 años del triunfo del 14 de diciembre de 1989, no se vio en la fenecida Nueva Mayoría.
El trabajo y los sacrificios para lograr el triunfo de la democracia sobre la tiranía involucró a millones y no es el fruto de la mente de un grupo de iluminados que realizó la campaña del No. Y tampoco  es el resultado de los que fuimos dirigentes de los partidos que conformaron la Coalición de Partidos por la Democracia. Fue una gesta heroica de los que, sin pertenecer a una ideología o grupo y desde un lugar modesto en la sociedad, aportó  con su grano de arena para transformar la pena en alegría y el miedo en energía para que nuestros hijos y los hijos de ellos transiten en paz y democracia.
Son miles las víctimas de la dictadura  a las que tenemos que honrar en estas fechas, recordando siempre que sin el sacrificio de ellos no habríamos llegado donde estamos.
La mejor forma que tenemos los que trabajamos en esos años por una democracia plena- que todavía no alcanzamos- es defender los cambios que impulsamos, y crear las condiciones para una nueva sociedad más equitativa.
Como dice la Proclama por la Unidad, que un amplio grupo de dirigentes políticos  suscribimos hace algunos días atrás: “Al día de hoy, nuestro país enfrenta desafíos propios del siglo XXI, que se traducen en lograr cambios que permitan asegurar mayores niveles de desarrollo para la población, reduciendo las desigualdades y distribuyendo el poder de forma tal, que la democracia recobre legitimidad entre la ciudadanía.  
Para ello, el progresismo debe perseguir una verdadera revolución ética, que asegure que el poder del dinero no prevalezca por sobre la búsqueda del bien común.
Por eso, en el marco de este aniversario, hacemos un fuerte y claro llamado a todas fuerzas sociales y políticas de centro izquierda a trabajar por la Unidad”
En relación a esta Proclama por la Unidad, ustedes se preguntaran y con razón, donde está la propuesta seria respecto a una sociedad igualitaria y democrática. Las fuerzas que lo conforman, estuvieron en el gobierno durante muchos años esgrimiendo banderas políticas semejantes, sin concretarlas. De lo contrario no  explica que por segunda vez le entregamos el gobierno a la derecha.
En el artículo que escribí en El Mostrador  ”La nueva era”, sostengo que: Muchos no se han dado cuenta que el antiguo régimen ha muerto y hay que crear un nuevo orden. A este periodo, donde lo antiguo murió y lo nuevo no acaba de nacer, Tito Libio lo llamó  Interregno.
La situación de desesperanza extrema que estamos viviendo en el progresismo se expresa en  una crisis profunda caracterizada por el “hecho que lo viejo está muriendo y lo nuevo no puede nacer: en este interregno aparece una gran variedad de síntomas mórbidos” nos grafica Antonio Gramsci, en sus “Cuadernos de la cárcel”.
Gramsci, actualizó la idea de interregno,” para definir una situación en que los viejos modos de hacer las cosas ya no funcionan, pero las formas de resolver los problemas de una manera efectiva aún no existen o no las conocemos”.
El espacio de los partidos políticos es estrecho y han dejado ser los instrumentos indispensables del conjunto de demandas sociales, como dice muy acertadamente Alain Touraine, porque se mueven “entre la multiplicación de los lobbies, por una parte, y el aplastamiento de las demandas sociales por acción de los ideólogos y los aparatos políticos, por la otra”.
Según Toureine, “cuando más un partido político se siente portador de un modelo de sociedad, en lugar de ser un simple instrumento de formación de decisiones políticas, más se debilita la democracia y más subordinados están los ciudadanos a los dirigentes de los partidos”. En todo caso, el sociólogo francés afirma y con justa razón que la democracia no se fortalece por la debilidad de la sociedad política, ni por el sometimiento a los intereses económicos o a las demandas de la minoría.
Algunos sociólogos, entre ellos, Zigmunt Bauman, piensan que quizás ya se está produciendo en cambio de era: Que es posible que estemos a nivel mundial, en el medio de una revolución, y no nos hemos dado cuenta.
En todo caso, soy un optimista y creo que el nuevo progresismo está naciendo, y se levantará sobre las cenizas de las obsoletas estructuras partidarias actuales

Thursday, December 24, 2015

El Interregno de la política en Chile


Claudio VásquezPublicado: 20 diciembre, 2015 en  www.sitiocero.net
Reconozco que a pesar de conocer previamente el contenido de  la carta que el Diputado Pepe Auth leyó en el acto de conmemoración de 28 Aniversario del PPD, me conmovió verlo aceptar que el PPD considerado como partido en sí mismo no tiene futuro. Coincido con Auth en que el “ciclo político al que dio inicio la fundación del PPD está terminado. Que como todo organismo vivo, nuestro partido está mostrando signos evidentes de envejecimiento y decadencia”.
Quiero referirme ahora al escenario en el que se da esta reflexión y de allí aproximarme al contenido de fondo de la misma.
Recuerdo, que un ex presidente del PPD me decía el año 2005, más o menos lo siguiente: con Lagos Escobar – Presidente- muere la antigua forma de hacer política y con Bachelet – en ese momento candidata- nace la nueva. La opinión de este dirigente, era mayoritaria en la militancia PPD y seguramente en otros partidos de la Concertación.
¿Pero fue verdad esa afirmación? Si lo vemos a la luz de los hechos concretos, parece que no. En efecto, la antigua forma de hacer política siguió igual  en el primer Gobierno de la Presidenta Bachelet y continúa de la misma forma en su segundo Gobierno.
La Nueva Mayoría no es el resultado de un cambio de paradigma, es más bien un acuerdo electoral, donde el animus societatis que inspiro a la antigua coalición de gobierno, no se traspasó al nuevo conglomerado y parece estar agonizando, para desgracia de la Presidenta y del país.
La globalización todo lo ha cambiado: el mundo se ha glocalizado, casi sin darnos cuenta asistimos a una progresiva supresión de  las fronteras en lo económico, político, social  y cultural. La modernidad liquida, que nos describe  Bauman, es contradictoria, por un lado nos conectamos con el mundo y por el otro estamos como nunca aislados.
Las nuevas generaciones, “surfean” sobre los sitios web, buscando el paraíso que los aislé del mundo de sus mayores; en ese mundo no caben las viejas ideas y sus partidos políticos.
Los jóvenes de hoy están  constantemente buscando el cambio, para ellos lo que ofrecemos es una forma de vida aburrida, no tienen confianza en lo que hacemos y la mayoría, al igual que el resto de la gente, no confía en que los gobiernos puedan cumplir lo que prometen.
Vivimos el individualismo a fondo, dicen los sociólogos que la identidad “ya no es importante en la sociedad actual, la identidad pertenece a la comunidad” y por lo tanto, te enfrentas a tus problemas solo, sin apoyo de nadie.
Las reglas del mercado lo han copado todo: tus relaciones de pareja, las amistades, incluso tus relaciones familiares. Lo que ha llevado a muchos a decir que “estamos en la era de la individualización y lo que antes recibía el ser humano en su convivencia en comunidad, ahora lo tiene que conseguir solo”
Si llevamos lo anterior al ejercicio de la política partidaria, concluiremos que cada día es más difícil construir un nosotros. Las redes sociales contribuyen al aislamiento de las grandes masas de internautas. Estudios del comportamiento de los jóvenes en los países desarrollados, nos hablan que el promedio de conexión a redes sociales, es de cerca de ocho horas día.
Volviendo al texto del diputado y experto electoral, Pepe Auth, el nos dice con desesperanza, que “si repitiéramos hoy el estudio de la identidad del PPD que hicimos en 2006, tanto para sus militantes como para su electorado, seguramente concluiríamos que nuestro partido perdió su diferencia, que terminó asimilándose completamente a la política tradicional, que prácticamente no se le distingue del Partido Socialista y que es muy permeable a la corrupción”.
Me pregunto ¿es este un fenómeno del PPD o es transversal a todos los partidos políticos? Por lo menos, en lo que se refiere a la forma de organizarse y relacionarse con los grupos sociales nuevos, son hoy día, todos iguales. Verticales, incapaces de comprender la profundidad de los cambios que se han operado en nuestra sociedad.
Ni cuenta se han dado, que nuestra clase media, se ha precarizado y según el economista Guy Standing, citado por Bauman en una entrevista de Jorge Fontevechia, del Periódico Perfil, las clases medias se están disolviendo lentamente para ser reemplazadas por lo que se llama la clase precarizada, “El término precarización proviene del francés, précarité, inestabilidad”, nos dice Zygmunt Bauman.
La clase media no está plenamente establecida, es miedosa e incapaz de experimentar. Lo que distingue a la clase precarizada es la falta de de confianza en sí misma: esta nueva clase,  tiene elementos que se han incorporado recientemente y  es también la antigua clase que ha retrocedido en la escala social.
En Chile, como en otras partes del mundo la clase media, tiene miedo a perderlo todo: el trabajo, su pareja, sus amistades, el colegio de sus hijos, a enfermarse, a la delincuencia aunque no los haya afectado, en fin viven un mundo de desesperanza que los enferma sicológicamente.
La característica de una sociedad como la nuestra, es que cada uno se las arregla como puede, y a pesar del sufrimiento que padecen, nada los une, no “desarrollan solidaridad con sus pares. Al contrario: los ubica como competidores. Compiten por el mismo trabajo, por las mismas oportunidades de sobrevivir el próximo round de la austeridad, el próximo round de las economías, por lo cual hay pocas posibilidades de transformar esta categoría de población en una clase social” nos recuerda Bauman.
Nuestra clase obrera hace tiempo que cedió el terreno a un vasto grupo de asalariados que saltan de la pobreza al precariado y de vuelta a la pobreza.
En Chile como en Europa, los obreros industriales son cada día menos, y el capitalismo en el que estamos inmersos, los que detentan el poder son en general especuladores financieros, empresas de retail y de servicios, de marketing y publicitarias, por nombrar algunas.
En los Estados unidos, de la lista del 1% de los más ricos, uno de cada seis es empresario industrial, el resto son financistas, abogados, diseñadores, programadores y celebridades y artistas varios.
Podemos decir, que hay elementos suficientes para hablar que hemos entrado a la era posindustrial, en el mundo y para que decir Chile, que nunca descolló por ser un país industrializado.
¿Chile país sustentable?
Nuestros jóvenes ingresaron masivamente a las universidades a partir de los noventa ¿y que tenemos ahora? Batallones de desocupados que estudiaron carreras en “universidades” como La del Mar y CFT rascas y cuyo destino es trabajar en cualquier cosa, menos en aquello para lo que fueron mal formados. Por lo anterior, es tan importante que los estudiantes tengan universidades y CFTs que cumplan con un estándar  mínimo, para obtener el derecho a recibir estudiantes que estudien gratis.
Los recortes en la financiación de la promesa de gratuidad a los estudiantes de menos recursos, corren en desventaja con los incrementos desmesurados de los aranceles para estudiantes universitarios y técnicos.
Lo que actualmente se entiende por “crecimiento económico”, necesita –según los entendidos- de estudiantes que aprendan a inventar, que tengan conocimientos específicos, que les permitan pensar de otra forma y de esta manera crear valor.
Si no tenemos educación de calidad para todos, y nuestra economía se sustenta de la depredación de los recursos naturales, y si hasta el agua esta enajenada, de que país estamos hablando.
Para coronar este cuadro, resulta que ahora nuestro destino económico depende de otros. En efecto, si la economía China se resfría a nosotros nos da pulmonía.
Deberes y Derechos
De los derechos ciudadanos hemos hablado mucho. En efecto, de los derechos de los pueblos originarios, del desarrollo equilibrado y sustentable, que los derechos humanos de segunda generación tienen que ser implementados de manera eficaz. Que la mujer tiene que tener una mayor participación en la política y en las decisiones de las empresas privadas y del gobierno. Todo esto tiene que ser  normado por ley.
¿Pero y los deberes  que tenemos como ciudadanos donde están?
La corrupción en la empresa privada y en entes estatales, la colusión generalizada en los canales de distribución de bienes de uso cotidiano y  del sistema financiero, nos dicen que el país está en grave peligro. La última encuesta CEP, nos muestra palmariamente la bancarrota de los partidos políticos tradicionales, que ya estaban a mal traer, y que con los escándalos que los involucran, tienen  aún  menos credibilidad.
Los recientes escándalos de financiación irregular de los partidos políticos, nos muestran un déficit alarmante de ética pública y respeto social, de nuestra clase dirigente. Las cifras de la encuesta son elocuentes e incluso el PRO, muestra los primeros signos de debilitamiento a raíz de las platas SQM.
Hace un tiempo publiqué en este mismo medio, “Las Elites hablan solas” y allí decía que Chile necesita una nueva izquierda que sea capaz de entender el nuevo ciclo de transformaciones que marcan esta etapa. Para lograr estos cambios, es necesario modificar las formas de hacer política: las elites no pueden seguir conversando entre sí de espaldas a la sociedad. Nuestras elites se subsumieron, fueron cooptadas por los grupos de poder económico, por esta razón son hoy por hoy disfuncionales a todo proyecto progresista. .
Si de alguna manera, nuestra generación ha abandonado la idea de crear una sociedad más humana, tenemos  la esperanza que la nueva generación, realice nuestro proyecto. El problema, es que un sector de nuestros jóvenes políticos en el Gobierno y fuera de él,  que aparecían como reemplazo ha reprobado el examen de Servicio Público. La eficacia  demostrada en la  gestión  de los recursos públicos y en  manejo político, deja mucho que desear, para muestra basta revisar el magro apoyo ciudadano a las importantes reformas del Gobierno.
Una nueva Era
Los cambios que se operado a partir de la  globalización son  tan profundos, que el mundo actual está desestabilizado, las normas de ayer, hoy están obsoletas y eso hace pensar que poco o nada podemos hacer con las herramientas del pasado. Vivimos en el siglo 21 pero utilizamos la manera antigua de hacer las cosas. Muchos no se han dado cuenta que el antiguo régimen ha muerto y hay que crear un nuevo orden. A este periodo, donde lo antiguo murió y lo nuevo no acaba de nacer, Tito Livio lo llamó  Interregno.
En la antigua Roma, después de la muerte del Rey  Rómulo que gobernó 38 años, que por lo demás, era en esa época la expectativa media de vida de la gente, muy pocas personas   recordaban el mundo sin Rómulo. Esta situación de desesperanza extrema de los romanos produjo una crisis profunda caracterizada por el “hecho que lo viejo está muriendo y lo nuevo no puede nacer: en este interregno aparece una gran variedad de síntomas mórbidos” nos grafica Antonio Gramsci, en sus “Cuadernos de la cárcel”.
La gente estaba “confundida ¿Qué hacer? Rómulo les decía que hacer y no imaginaban un mundo sin él”
¿No le llama la atención, estimado lector, la similitud, con lo que está pasando en el mundo y en particular en nuestro país?  Lo concreto, es que como bien dice el sociólogo polaco arriba citado, Gramsci actualizó la idea de interregno,” para definir una situación en que los viejos modos de hacer las cosas ya no funcionan, pero las formas de resolver los problemas de una manera efectiva aún no existen o no las conocemos”.
El espacio de los partidos políticos es estrecho. Estos han dejado de ser los instrumentos indispensables del conjunto de demandas sociales, como dice muy acertadamente Alain Touraine, porque se mueven “entre la multiplicación de los lobbies, por una parte, y el aplastamiento de las demandas sociales por acción de los ideólogos y los aparatos políticos, por la otra”.
Según Touraine, “cuando más un partido político se siente portador de un modelo de sociedad, en lugar de ser un simple instrumento de formación de decisiones políticas, más se debilita la democracia y más subordinados están los ciudadanos a los dirigentes de los partidos”. En todo caso, el sociólogo francés afirma y con justa razón que la democracia no se fortalece por la debilidad de la sociedad política, ni por el sometimiento a los intereses económicos o a las demandas de la minoría.
Algunos sociólogos, piensan que quizás ya se está produciendo en cambio de era: que es posible que estemos a nivel mundial, en el medio de una revolución, y no nos hemos dado cuenta. Mi opinión, es que lamentablemente sí es así, nada podemos hacer si no estamos unidos contra los poderes globales y sus consecuencias locales, de la tiranía del capital sobre la política.
Bauman cuenta que en un estudio sobre el movimiento socialista inglés, leyendo el material escrito de la época se dio cuenta que los involucrados en los inicios de la Revolución Industrial, se enteraron de ella 24 años más tarde.
El ex Presidente Ricardo Lagos, en el acto de celebración de los 28 años del PPD en Valparaíso se preguntaba si estamos contentos con lo que hemos hecho en materia de corrupción y se preguntaba ¿Qué nos pasado a ratos, como que hemos perdido el rumbo hacia donde queremos ir?
La respuesta es simple Presidente: Estamos en deuda con Chile, y con nuestra propia conciencia y lo que tenemos que hacer es apoyar todas las recomendaciones de la Comisión Engel sin restricciones. Y este  es un deber ciudadano ineludible.
Concuerdo con los ex presidentes del PPD, que están por la necesidad de crear una nueva fuerza política, pero que no sea la mera suma de orgánicas partidarias obsoletas.
Así, como Chile necesita de una nueva Constitución plenamente democrática en su génesis, de la misma manera los viejos partidos y sus prácticas tienen que desaparecer.

Monday, November 16, 2015

Chile, puerto Inseguro

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por     16 noviembre 2015  El Mostrador

Los primeros días de octubre recién pasado, la justicia europea falló que Estados Unidos no garantiza la protección de datos de las personas. Según el diario El País, la justicia europea lanzó un rotundo mensaje a Estados Unidos, con el caso Facebook, que saltó a la luz cuando el austriaco Max Schrems interpuso una denuncia contra la empresa norteamericana en el Comisionado de Protección de datos de Irlanda, país donde Facebook tiene su filial europea.
El traspaso de datos personales del ciudadano austriaco –no autorizados y menos protegidos– que Facebook-Irlanda transfería a su matriz en Estados Unidos, es a juicio del tribunal un lugar no seguro “para la intimidad de los ciudadanos europeos”.
Esta resolución judicial invalida la norma que, desde hace quince años, consideraba al territorio estadounidense como seguro para la intimidad de los ciudadanos europeos. Esta norma (Safe Harbour-Puerto Seguro) permitía a más de 4.500 grandes empresas intercambiar datos entre Europa y Estados Unidos. En todo caso, el escándalo tras la denuncia de Edward Snowden sobre el espionaje masivo de la Agencia Nacional de Seguridad estadounidense (NSA), dejó bastante  a maltraer la idea de que ese país es “puerto seguro” para los ciudadanos del mundo.  El diario español señala que el director de European Digital Rights, Joe McNamee, declaró que “el hecho de considerar durante 15 años a EE.UU. como un puerto seguro era defectuoso desde el principio y viciado en la práctica”.
Esta resolución del tribunal que protege la intimidad de los datos de ciudadanos europeos, significa hasta el momento, que la protección de datos quedará excluida de las negociaciones sobre el Tratado de Asociación Transatlántica de Comercio (TTIP), que la Unión Europea y Estados Unidos quieren firmar a finales del 2016.
En el mundo de Facebook, Twitter, WhatsApp, los celulares, la interceptación indiscriminada de tus datos, historiales de compra, actualización de perfiles –sin permiso alguno– queda al libre albedrío de las empresas, del marketing y de los gobiernos.
En el caso de la denuncia y la sentencia del Tribunal de Justicia de UE contra Facebook por la protección de datos y el pliego de cargos de la Comisión Europea contra Google por competencia y por el derecho al olvido, nos muestra que aún tenemos esperanzas de cierto control a las multinacionales de las redes sociales y a la venta de nuestros datos personales. La Unión Europea considera la protección de los datos personales como un derecho fundamental.
Estas resoluciones europeas en defensa de la protección de datos, tiene consecuencias económicas evidentes, por ello la Casa Blanca –lo consigna la corresponsal Cristina F. Pereda– expresa su decepción con el dictamen que anula el acuerdo de “puerto seguro” que permitía el intercambio de datos entre Europa y Estados Unidos.
En nuestro país, las respuestas gubernamentales a denuncias por mal uso de los datos personales por parte de gobiernos extranjeros, las empresas de marketing, cobranzas, bancos y sistema financiero en general, quedan siempre en puros voladores de luces. Para muestra un solo ejemplo: los bancos siguen utilizando el Dicom histórico –pese a que hay prohibición de hacerlo– para no dar crédito a clientes “cuneta”, por muy emprendedores que sean.
El resultado de lo anterior es que miles de familias jamás saldrán del pozo profundo en el que se encuentran, sin derecho a rehacer sus vidas, pasando a ser la “escoria” de la cacareada economía de libre mercado, a la chilena.
Seguramente su cuenta mail está siempre repleta de propaganda y propuestas de todo tipo. Usted se pregunta cómo saben tanto de mí y no se explica cómo obtuvieron sus datos.
La respuesta es muy sencilla: de sus cuentas en las redes sociales, sus tarjetas de crédito, de su Isapre, AFP, empresas de comunicación, farmacia y una larga lista de etcéteras. Es posible que esta realidad le ponga de mal genio, de solo pensar que, en algunos casos, fue usted quien entregó ingenuamente sus datos personales.
Pero a mal de muchos, consuelo de tontos, como dice el refrán, usted está en lo cierto, Chile tampoco es puerto seguro y no lo será en el futuro. Nuestros datos están en manos de los malos hace más de dos decenios, porque son un negocio: mis datos o los suyos individualmente no valen nada, pero los de millones valen oro. Dicen los inversores, que los datos y su manejo “son el nuevo petróleo”.
En la hora actual, es muy fácil conseguir información, la consigues solo con un clic en Google, tienes la que desees y en grandes cantidades. El problema es que vivimos en la sociedad del consumo, donde todo se ha mercantilizado a favor de los nuevos intereses del cliente y estos no siempre se alimentan de valores éticos y morales.
Así como se resguardan con celo los derechos comerciales, con mayor razón se tienen que resguardar los derechos humanos de las personas. El enojoso episodio que afectó al diputado Guillermo Ceroni, hace pensar en la necesidad de que, con el mismo celo, en Chile se resguarden los derechos a la intimidad de los ciudadanos.
Por último, tengo una duda: ¿el Gobierno está cautelando la protección de nuestros datos personales en la negociación del Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP) con los Estados Unidos? Seguramente no como corresponde, y tampoco otros derechos de los que hablábamos arriba.
Es claro que en nuestro país los datos personales y la intimidad no son resguardados y para qué pensar que la protección de datos personales sean derechos fundamentales. En todo caso, a la luz de los hechos recientes sería lógico pensar en una legislación que los resguarde.

Monday, November 9, 2015

Los dueños de Chile

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Los dueños de Chile

por  9 noviembre 2015   EL Mostrador
En las redes sociales circula profusamente una declaración de Eduardo Matte, bisabuelo del presidente de la Papelera, Eliodoro Matte, que habría sido publicada el 19 de marzo del año 1892 en elDiario El Pueblo: “Los dueños de Chile somos nosotros, los dueños del capital y del suelo; lo demás es masa influenciable y vendible; ella no pesa nada ni como opinión ni como prestigio”.
A pesar de los años, esta declaración del pariente aludido, cobra mucha importancia a la luz de los recientes episodios de colusión que involucran a la familia Matte. En efecto, en recientes declaraciones el presidente de la Papelera (CMPC), firma acusada de colusión por la Fiscalía Nacional Económica con la competidora sueca SCA (antes Pisa) –por más de diez años– para engañar a los consumidores de papel higiénico y toallas de papel, ha sostenido que se siente engañado por sus ejecutivos y hombres de confianza.
El problema para la credibilidad de los dueños de la CMPC, es que ya se habían coludido en Colombia –mercado al que arribaron el 2008– para subir el precio de los pañales, con competidoras tales como “Productos Familia” de propiedad de la sueca SCA. La Superintendencia de Industria y Comercio de Colombia, en el 2014, determinó que durante quince años habían estafado a los consumidores de ese país.
Si de colusión se trata, los consumidores chilenos estamos acostumbrados, porque están la de los pollos, de farmacias y ahora la del “papel confort” y si quiere piense en cualquier producto de consumo cotidiano y seguramente encontraremos que algo huele mal.
Según el presidente de la Sofofa, Hermann von Mühlenbrock, refiriéndose al escándalo del papel higiénico, nos dice que “el negocio tiene objetivos de maximizar una producción, pero la obsesión por el lucro no nos puede cegar”. Bien por el presidente de la multigremial, porque apunta a un tema de vital importancia, como es el comportamiento ético del empresariado y su responsabilidad social.
De nada valen las declaraciones de rechazo que actualmente escuchamos de parte del empresariado en relación con este nuevo episodio de maltrato ciudadano, si no van acompañadas de acciones correctivas que penen con cárcel la colusión y los delitos de corrupción.
Mi opinión es que estos episodios de engaño de los empresarios no terminarán mientras vivan en el mundo de la ceguera moral, producto de una ideología que, basada en la ortodoxia económica, cree que una “fuerte dosis de desigualdad produce economías que crecen de manera más rápida y eficiente”.
 Chile es hoy una sociedad donde la mayoría está excluida, porque una minoría que maneja la riqueza no respeta el Estado de derecho, las libertades y las reglas del juego de una sociedad civilizada y democrática. Sí esto es así, el libre mercado es un cliché, no existe realmente.
Chile después de cuarenta años de imposición de un régimen económico neoliberal a ultranza, es uno de los países más desigual del planeta. En efecto, la brecha de la riqueza se ha disparado, pero sin que se haya producido el progreso económico que se nos prometió. El modelo ha permitido que unos pocos concentren en forma escandalosa el capital, pauperizando a la inmensa mayoría.
La situación descrita está llevando al país a una peligrosa y destructiva confrontación que tarde o temprano explotará. En nuestra sociedad son muchas las señales de que el actual modelo económico, aplicado sobre la base del abuso empresarial y la desidia y complicidad de nuestros gobernantes, nos llevará a una situación sin retorno.
Al consumidor –quizás ciudadano– le parece bien el libre mercado, siempre y cuando se cumplan algunas premisas que escribió Adair Turner en su libro Capital Justo, La Economía Liberal: el libre mercado no puede dejarse al libre albedrío. Es necesario, un conjunto de transferencias y de impuestos redistributivos que pongan la economía de mercado al servicio de fines más amplios. Es decir, es solo concebible con una correcta distribución de la riqueza.
Por lo anterior escribí en mi artículo “Los abusadores y la felicidad”, hace algunos años, que el Estado tiene que regular a las empresas privadas que manejan servicios públicos y productos de primera necesidad y de uso cotidiano.
Chile es hoy una sociedad donde la mayoría está excluida, porque una minoría que maneja la riqueza no respeta el Estado de derecho, las libertades y las reglas del juego de una sociedad civilizada y democrática. Si esto es así, el libre mercado es un cliché, no existe realmente.
La pregunta que usted se está haciendo es ¿por qué toleramos esta situación de maltrato permanente de un sector minoritario pero económicamente poderoso, sobre la mayoría ciudadana? Una respuesta posible: es que nos tragamos la ideología librecambista sin darnos cuenta y hemos aceptado como normal una situación que a todas luces no lo es.
Me explico, en el libro ¿La riqueza de unos pocos nos beneficia a todos?, el sociólogo Zygmunt Bauman se hace la pregunta sobre si es cierto que “cualquier alteración de la desigualdad natural de los hombres es dañina para la salud y el vigor de la sociedad, así como también para sus poderes creativos y productivos”, aludiendo a una supuesta superioridad “natural” de las clases dominantes que está determinada por el nacimiento. Y que, por lo tanto, nosotros tenemos “poco o ningún poder para cambiar el veredicto del destino” que nos puso en esta sociedad en la escala en que estamos ubicados.
Según lo que leímos al principio de este artículo, en el año 1892 el señor Eduardo Matte estaba convencido de eso, porque era la realidad, por dolorosa que nos parezca. ¿Y ahora usted cree que las cosas han cambiado?
El estudio de Daniel Dorling sobre la desigualdad y que consigna Bauman, se destaca que “la desigualdad social en los países ricos se mantiene debido a la persistencia de la creencia en los principios de injusticia, y puede resultar chocante para la gente darse cuenta que puede haber algo malo en gran parte de la estructura ideológica en que vivimos”
Para ejemplarizar lo anteriormente dicho, Dorling toma parte de un discurso de Margaret Thatcher en los Estados Unidos: “Una de las razones por la que valoramos a los individuos no es porque sean todos iguales, sino porque son todos diferentes. Yo digo: dejemos que nuestros hijos crezcan y que algunos sean más altos que otros si tienen la posibilidad de serlo. Porque debemos construir una sociedad en la cual el ciudadano pueda desarrollar plenamente su potencial, tanto para su propio beneficio como para el conjunto de la comunidad”.
Como bien dice Bauman, Thatcher da por un hecho evidente que nuestras capacidades así como la estatura están determinadas por nacimiento. Como ve, estimado lector, las cosas no han cambiado demasiado en Europa, allá muchos piensan como lo hizo la burguesía chilena en el pasado.
El dirigente empresarial Segismundo Schulin-Zeuthen dice, en relación con los escándalos de colusión, que “hay que revisar las penas, porque si no se entiende por las buenas, tendrá que ser por las malas”.
Atendiendo a las declaraciones que hemos escuchado y leído, es de esperar que empresarios, trabajadores y Gobierno inicien un período de diálogo que nos lleve a un nuevo contrato social y a una nueva Constitución, en donde los dueños de Chile seamos todos.

Thursday, November 5, 2015

Los dueños de Chile

Claudio Vásquez Lazo


En las redes sociales  circula profusamente una declaración de Eduardo Matte, bisabuelo del presidente de la Papelera, Eliodoro Matte, que  habría sido publicada  el 19 de marzo del año 1892  en el Diario El Pueblo: “Los dueños de Chile somos nosotros, los dueños del capital y del suelo; lo demás es masa influenciable y vendible; ella no pesa nada ni como opinión ni como prestigio”.
A pesar de los años, esta declaración del pariente aludido, cobra mucha importancia  a la luz de los recientes episodios de colusión que involucran a la familia Matte. En efecto, en recientes declaraciones el presidente de la Papelera (CMPC),  firma acusada de colusión por la Fiscalía Económica con la competidora sueca SCA (Ex PISA) -por más de diez años-  para engañar a los consumidores de papel higiénico y toallas de papel; ha sostenido que se siente engañado por sus ejecutivos y hombres de confianza.
El problema para la credibilidad de los dueños de la CMPC, es que ya se habían coludido en Colombia -mercado al que arribaron el 2008- para subir el precio de los pañales, con competidoras tales como, “Productos Familia” de propiedad de la sueca SCA. La Superintendencia de Industria y Comercio de Colombia, en el 2014,  determinó que durante quince años habían estafado a los consumidores de ese país.
Si de colusión se trata, los consumidores chilenos estamos acostumbrados, porque están la de los pollos, farmacias y ahora la del “Papel confort” y si quiere piense en cualquier producto de consumo cotidiano y seguramente encontraremos que algo huele mal.
Según el presidente de la Sofofa, Hermann Von Mûlhenbrock “,  refiriéndose al escándalo del papel higiénico nos dice que  “el negocio tiene objetivos de maximizar una producción, pero la obsesión por el lucro no nos puede cegar”. Bien, por el presidente de la multigremial, porque apunta a un tema de vital importancia como es, el comportamiento ético del empresariado y su responsabilidad social.
De nada valen las declaraciones de rechazo que actualmente escuchamos de parte del empresariado en relación a éste nuevo episodio de maltrato ciudadano, si no van acompañadas de acciones correctivas que penen con cárcel la colusión y los delitos de corrupción.
Mi opinión es que éstos episodios de engaño por parte de los empresarios no terminarán mientras vivan en el mundo de la ceguera moral, producto de una ideología  que basada en la ortodoxia económica cree una “fuerte dosis de desigualdad  produce economías que crecen de manera más rápida y eficiente”
Chile después de cuarenta años de imposición de un régimen económico neoliberal a ultranza, es uno de los países más desigual del planeta. En efecto, la brecha de la riqueza se ha disparado, pero sin que se haya producido el progreso económico que se nos prometió. El modelo ha permitido que unos pocos concentren en forma escandalosa el capital, pauperizando a la inmensa mayoría.
La situación descrita está llevando al país a una peligrosa y destructiva confrontación que tarde o temprano explotará. En nuestra sociedad son muchas las señales, que el actual modelo económico aplicado sobre la base del abuso empresarial y la desidia y complicidad de nuestros gobernantes nos llevará a una situación sin retorno.
Al consumidor -quizás ciudadano- le parece bien el libre mercado, siempre y cuando se cumplan algunas premisas que escribió  Adais Turner en su libro “Capital Justo, La Economía Liberal”: El libre mercado no puede dejarse al libre albedrío. Es necesario, un conjunto de transferencias y de impuestos redistributivos que pongan la economía de mercado al servicio de fines más amplios. Es decir, es sólo concebible con una correcta distribución de la riqueza.
Por lo anterior escribí en mi artículo “Los abusadores y la felicidad”, hace algunos años que el Estado tiene que regular a las empresas privadas que manejan servicios públicos y productos de primera necesidad y de uso cotidiano.
Chile es hoy una sociedad donde la mayoría está excluida, porque una minoría que maneja la riqueza, no respeta el estado de derecho, las libertades y las reglas del juego de una sociedad civilizada y democrática. Sí esto es así, el libre mercado es un cliché, no existe realmente.



La pregunta que usted se está haciendo es ¿por qué toleramos esta situación de maltrato permanente de un sector minoritario, pero económicamente poderoso, sobre la mayoría ciudadana?  Una respuesta posible: es que nos tragamos la ideología librecambista  “sin darnos cuenta” y hemos aceptado como normal una situación que a todas luces no lo es.
Me explico, en el libro ¿La riqueza de unos pocos nos beneficia a todos?  del sociólogo Zygmund Bauman,  se hace la pregunta, si es cierto que “ Cualquier alteración de la desigualdad natural de los hombres es dañina para la salud y el vigor de la sociedad, así como también para sus poderes creativos y productivos” aludiendo a una supuesta superioridad “natural” de las clases dominantes que están determinadas por el nacimiento. Y que por lo tanto, nosotros tenemos “poco o ningún poder para cambiar el veredicto del destino” que nos puso en esta sociedad en la escala en que estamos ubicados.
Según lo que leímos al principio de este artículo en el año 1892 el señor Eduardo Matte, estaba convencido de eso, porque era la realidad por dolorosa que nos parezca ¿y ahora usted cree que las cosas han cambiado?.
El estudio de Daniel Dorling sobre la desigualdad y que consigna Bauman, se destaca que “la desigualdad social en los países ricos se mantiene debido a la persistencia de la creencia en los principios de injusticia, y puede resultar chocante para la gente darse cuenta que puede haber algo malo en gran parte de la estructura ideológica en que vivimos”
Para ejemplarizar lo anteriormente dicho Dorling  toma parte de un discurso de Margaret Thatchert en los Estados Unidos: “Una de las razones por la que valoramos a los individuos no es porque sean todos iguales, sino porque son todos diferentes.. Yo digo: dejemos que nuestros hijos crezcan y que algunos sean más altos que otros si tienen la posibilidad de serlo. Porque debemos construir una sociedad en la cual el ciudadano pueda desarrollar plenamente su potencial, tanto para su propio beneficio como para el conjunto de la comunidad”.
Como bien dice Bauman, Thatchert da por un hecho evidente que nuestras capacidades así como la estatura están determinadas por nacimiento. Como ve estimado lector, las cosas no han cambiado demasiado en Europa, allá muchos piensan como lo hizo la burguesía chilena en el pasado.
El dirigente empresarial Segismundo Schulin- Zeuthen , dice en relación a los escándalos de colusión que “hay que revisar las penas, porque si no se entiende por las buenas, tendrá que ser por las malas”.

Atendiendo a las declaraciones que hemos escuchado y leído, es de esperar que empresarios, trabajadores y gobierno inicien un período de diálogo que nos lleve a un nuevo contrato social y a una nueva Constitución, en donde los dueños de Chile seamos  todos.